Vino | 24 abril 2023
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¿Sabes cuántos tipos de vino tinto existen? La crianza del vino, sobre todo en el caso de los vinos tintos, es fundamental a la hora de condicionar el desarrollo de sus características organolépticas. Así, sólo es posible dotar al vino de ciertos matices de color, aroma y sabor a través de su estancia en barricas de madera y de un posterior tiempo correspondiente de guarda y evolución en botella.
De esta manera, en función del tipo de crianza que se le haya dado a un vino y de la duración de la misma, este se desarrollará y evolucionará de diferente manera. Por ello, de forma general, tendemos a diferenciar los distintos tipos de vinos tintos que podemos encontrarnos en función del tipo de crianza que se les ha dado; desde una crianza muy breve de pocos meses o directamente inexistente, hasta largos períodos de varios años: vinos tintos jóvenes, vinos tintos Crianza, vinos Reserva y Gran Reserva.
En estas líneas vamos a tratar de conocer un poco mejor cuáles son las características básicas generales de cada uno de estos tipos de vinos tintos en función de su crianza. Veremos cómo este tiempo de evolución y refinamiento influye en el vino desde el punto de vista de la cata, lo que nos permitirá diferenciar a unos vinos de otros por su edad. Siempre sin dejar de recordar que la calidad de un vino no está vinculada directamente a su tiempo de crianza, sino que podemos encontrar magníficos vinos tintos tanto jóvenes, como Crianza; y por supuesto, también entre los vinos Reserva y Gran Reserva.
Esta forma de clasificar los vinos tintos en función de su tiempo de crianza es más típica de nuestro país, a diferencia de lo que sucede en el ámbito vinícola de otros países en donde se fijan más en otros aspectos característicos del vino, generalmente, en la variedad o variedades de uva escogidas para la elaboración.
Centrándonos en lo nuestro, a la hora de determinar si un vino es joven, Crianza, Reserva o Gran Reserva deberemos atenernos a lo que marcan las normas de elaboración de cada Consejo Regulador de la Denominación de Origen, si es que el vino en cuestión que tenemos entre manos está adscrito a alguna de las muchas que hay en España. Y es que el criterio para determinar el tiempo de crianza de cada tipo de vino puede variar de unas denominaciones a otras, como vamos a ver a continuación.
En términos generales, se consideran vinos tintos jóvenes a aquellos vinos tintos que, o bien no han sido sometidos a ningún tipo de crianza, o bien esta ha sido inferior a 6 meses en barrica. Estos vinos son conocidos también como vinos del año, ya que se embotellan en el mismo año que se realiza la vendimia de las uvas con las que se elaboran.
Son vinos en los que las características organolépticas que más destacan provienen directamente de las variedades de uvas empleadas durante la elaboración. Así, a menudo se muestran como vinos frescos, llenos de matices aromáticos primarios: florales y frutales. Su color a menudo muestra reflejos violáceos e incluso azulados, dependiendo de la variedad de uva. Son brillantes y de color intenso. En boca, estos vinos muestran suelen reflejar también un buen punto de acidez propio de los vinos más jóvenes, así como unos taninos bien definidos.
Como ya adelantamos, el que un vino tinto sea joven no está reñido con que sea un vino de calidad. Y como muestra de ello, nada mejor que nuestro Faustino Rivero Ulecia Tinto de la Denominación de Origen Calificada Rioja.
Un tinto joven de color rojo rubí con brillos violáceos, de aroma afrutado y balsámico y que en boca se muestra goloso y de taninos suaves. Ideal para degustar junto con platos de carnes rojas, cordero, piezas de caza, quesos y todo tipo de tapas.
En el caso de los vinos tintos crianza, la mayoría de las denominaciones de origen de nuestro país marcan un tiempo mínimo de envejecimiento de 24 meses, con al menos 6 de estos meses de estancia en barrica, que llegan a extenderse a 12 en el caso de los vinos tintos de Rioja.
El carácter de estos vinos está lógicamente condicionado por el paso por madera. Este tiempo de evolución permite un mayor nivel de complejidad aromática, donde ganan definición los aromas secundarios y terciarios del vino. Comienzan a aparecer notas de madera, tostados, aromas propios de la fermentación, etc. Son vinos de un color rojo cereza, con matices más reposados. En boca son elegantes y redondos.
Un buen ejemplo de un magnífico crianza de Rioja sería nuestro Faustino Rivero Ulecia Crianza. Un tinto elaborado a partir de las variedades tintas tradicionales Tempranillo y Garnacha, envejecido durante entre 12 y 14 meses en barricas de roble americano. Un vino de color rojo granate intenso con reflejos de tonos teja, brillante y limpio. En la cata nos recuerda las notas de frutas negras maduras propias de las variedades de uva seleccionadas, junto con matices especiados y de regaliz, adquiridos durante el paso por barrica. Un vino estructurado y de final persistente, perfecto para acompañar carnes rojas, quesos de curado medio o platos de cordero y caza.
En el caso de los vinos tintos Reserva, estos deben ser sometidos a un envejecimiento de al menos 36 meses, de los cuales no menos de 12 deben transcurrir en las barricas de madera. En estos vinos los aromas terciarios son los protagonistas absolutos. Aromas que se desarrollan durante estos largos tiempos de evolución. Su color suele modificarse hacia tonalidades más cercanas a los naranjas y van perdiendo brillo y claridad. Durante la cata es posible apreciar en ellos matices aromáticos que nos recuerdan al tabaco, al cacao o a la vainilla, sin dejar atrás la influencia de la madera. En boca son vinos que se muestran con mucho cuerpo, sin dejar de ser sedosos y elegantes. Suelen tener un final muy largo.
Un buen candidato con el que acercarnos a este tipo de vinos reserva sería nuestro Faustino Rivero Ulecia Reserva. Un tinto de Rioja elaborado a partir de las variedades Garnacha y Tempranillo que envejecemos durante 24 meses en barricas de roble americano. Un reserva de color rubí intenso con matices arcillosos. Muy elegante en la nariz, despliega todo su carácter a través de aromas propios de la crianza en barrica, junto con notas de fruta madura y especias. Un reserva de Rioja amplio, sedoso y persistente, perfecto para servir con platos de carne, con pastas y quesos no muy curados.
Por último, los vinos Gran Reserva serían aquellos en los que la crianza alcanza un total de al menos 60 meses. De ellos, un mínimo de 18 meses transcurrirán en barricas de madera. Un tiempo que asciende hasta 24 meses en el caso de la Denominación de Origen Calificada Rioja.
Son vinos de colores cercanos al ámbar o a los ocres, más apagados y de capa más translúcida. Aromáticamente se muestran muy complejos, con matices que nos recuerdan a frutas maduras, a notas balsámicas, a especias, cuero, tabaco, etc.
En boca, los vinos Gran Reserva suelen mostrarse elegantes, sedosos y con mucho cuerpo y estructura. De final muy largo, estos vinos son ideales para disfrutar con platos de caza, guisos de carne, asados, platos de caza, patés, quesos curados, etc.
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