¿Eres mayor de edad?
¿Sabes cuántos tipos de barricas de vino existen? Como todos sabemos, elaborar un buen vino es un proceso complejo que abarca múltiples fases y que solo finaliza cuando el producto final llega hasta el paladar del consumidor. Una de las etapas más importantes es la que comienza cuando el vino se deposita en la barrica, dejándose allí para su envejecimiento. Y es que las diferentes interacciones que se irán produciendo, durante el tiempo que éste va a estar en contacto con la madera, influirán decisivamente en su sabor, su textura, su olor y el resto de matices que serán característicos de su personalidad.
Pero, aunque hoy en día escuchar la palabra barrica nos remita casi inevitablemente al proceso de elaboración y crianza del vino, lo cierto es que el uso inicial que se dio a estos recipientes fue, fundamentalmente, el de transportar todo tipo de líquidos y sólidos. Y aunque también nos veríamos tentados a pensar que su inventor fue alguno de los pueblos mediterráneos (consideremos tan solo la importancia que tuvo el vino en las culturas griega y romana) lo cierto es que fueron los celtas, asentados en el centro y norte de Europa, quienes los fabricaron por primera vez y, según parece además, antes incluso de que el Imperio Romano comenzase a extender su poder. De hecho, es sabido que los romanos preferían el uso de ánforas de barro (en aquel momento más fáciles de sellarse) para el transporte y almacenamiento de todo tipo de líquidos, entre ellos, por supuesto, el vino. Quizás la mayor prueba de esto sea el hecho de que casi la única referencia que tenemos sobre el tema es la que Julio Cesar nos deja en su Guerra de las Galias, cuando comenta que sus enemigos empleaban como arma de guerra unos recipientes de madera a los que prendían fuego y que rodaban ladera abajo causando estragos entre sus filas.
Finalmente, el perfil claramente más práctico del tonel, junto con las transformaciones demográficas y los avances tecnológicos, hicieron que terminara imponiéndose en el comercio internacional.
El castellano posee innumerables palabras para denominar recipientes de madera dedicados a contener líquidos, especialmente vino. De hecho, en cada región se usan nombres específicos, por lo que, si nos pusiéramos a repasarlos todos, nos saldría una lista interminable, Pero, aunque a nivel general empleemos como sinónimos barril, tonel y barrica, lo cierto es que existen diferencias entre ellos, fundamentalmente en cuanto a la forma y el tamaño, que terminan siendo esenciales para la personalidad del vino. Una diferencia importante, por ejemplo, es que, cuanto más grande sea el recipiente, menos impregnará con los matices de su madera el líquido que contiene, por lo que éste conservará de manera más intensa su sabor primario.
Aunque se podrían realizar infinitas clasificaciones con los diferentes tipos de barricas, nosotros vamos a utilizar para diferenciarlas las características que ejercen una mayor influencia en el vino que contienen. Nos referimos a la forma y capacidad de cada barrica, a la madera empleada en su construcción y al tratamiento que se ha hecho de dicha madera, el llamado tostado.
Por las propiedades que aporta al vino y su capacidad de conservación, el roble ha sido utilizado por generaciones en la elaboración de barricas. Ahora bien, de todas las especies de roble que existen en el mundo, tan solo 15 son válidas para la crianza del vino. El roble francés y el americano han sido y son, con mucha diferencia, las dos especies más utilizadas.
El grado con el que se quema la madera de la barrica también sirve para aportar aromas y sabores al vino. Este tostado variará en función de lo que el enólogo quiera transmitirle al vino. A mayor tostado de la barrica, más aporte tendrá en el líquido que albergue. Se suele dividir en 3 tipos: ligero, medio y fuerte.
En cuanto a las barricas que empleamos en el Grupo Marqués del Atrio para la crianza de nuestros vinos, utilizamos barricas de roble americano y roble francés para el envejecimiento de vinos como nuestro Marqués del Atrio Crianza, Marqués del Atrio Reserva o Valderivero Crianza. En cambio, en vinos como nuestro Faustino Rivero Ulecia Crianza o Faustino Rivero Ulecia Reserva únicamente empleamos barricas 100% roble americano para su crianza.
A guisa de apuestos valientes soldados,
(N. Alonso Cortés, La bodega)
que airosos cabalguen en blancos corceles,
muy firmes y serios están alineados,
en poyos de yeso, los anchos toneles.
Discretos señores de grueso volumen,
de porte arrogante, de franca alegría,
que en pro de los hombres su sangre consumen,
llevando a otras venas calor y alegría.
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