Vino | 30 enero 2023
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¿Has probado en alguna ocasión el vino semidulce? Se trata de un vino muy popular, que seguro que en alguna ocasión te lo han ofrecido para acompañar aperitivos, algún postre o hacer un brindis al final de una cena. Se trata de un vino fácil de beber y muy aromático. Lo más importante es que se sirva siempre bien frío.
Este tipo de vino se ha puesto bastante de moda últimamente, sobre todo, en época de primavera y verano. Aunque, realmente, es perfecto para temperaturas más frías, pues nos ofrece un trago dulce y reconfortante.
¿Quieres saber con qué alimentos marida este vino y cuál es la mejor manera de tomarlo? A continuación te contamos todos los detalles a tener en cuenta a la hora de tomar un vino semidulce.
En primer lugar, podemos diferenciar entre lo que se llama vino dulce y lo que se define como semidulce. Para hacerlo, tendremos que hacer referencia a su contenido en azúcar:
En ambos casos, la temperatura para servir este tipo de vinos tiene que ser muy fría, para que puedas degustar correctamente todos sus matices. Tanto es así, que te recomendamos que mientras lo degustas, lo dejes guardado en una cubitera para que no vaya aumentando su temperatura y pierda propiedades.
Para elaborar este tipo de vinos, sirve cualquier variedad de uva blanca, aunque tradicionalmente se ha utilizado con frecuencia la Moscatel. Esta heterogeneidad en las uvas de producción se refleja en la distribución de estos vinos por la Península, ya que cada zona productora suele utilizar su uva más popular o autóctona para elaborarlos.
La preparación será similar a la de un vino blanco seco: las uvas pasan por un proceso de prensado delicado, mientras que los mostos se fermentan por separado a una temperatura controlada que normalmente no supera los 18 °C.
La diferencia y peculiaridad principal es que en un cierto momento se bloquea la fermentación bajando la temperatura del líquido. De este modo, las levaduras dejan de trabajar, es decir, de completar el proceso de fermentación para convertir el azúcar en alcohol.
Así, se mantiene un azúcar residual de entre 12 y 45 gramos. Cabe destacar que el sabor dulce de este tipo de vino no proviene en ningún caso de azúcares añadidos.
La fermentación del mosto puede realizarse junto a los hollejos por un tiempo limitado y, así, dar origen a un vino semidulce blanco. Sin embargo, si el contacto con los hollejos perdura durante toda la fermentación, entonces tendremos un vino naranja (Orange).
Para obtener un vino semidulce excelente, es esencial que las uvas seleccionadas sean de una variedad de alta calidad, independientemente de la cantidad de azúcar que contenga el vino.
Como ya mencionamos, los vinos semidulces deben tomarse fríos, con una temperatura de entre 5 y 9 grados. Este es un factor fundamental para permitir una cata y degustación perfectas.
Por lo que se refiere a la comida, si bien se suelen asociar a los postres, también son ideales para acompañar platos ligeros con una cierta acidez, como pueden ser las ensaladas de marisco o de pasta. Asimismo, se pueden maridar con pescados azules y con sushi, una tendencia que es bastante frecuente hoy en día. El sabor del vino semidulce ayuda a limpiar el retrogusto que deja el pescado en la boca y permite no mezclar los sabores entre variedades diferentes.
Como son vinos frescos y que se beben con facilidad, pueden ser un aperitivo fantástico para abrir el apetito antes de una barbacoa o de platos más sabrosos.
Si has llegado hasta aquí y te han entrado las ganas de probar este tipo de vinos, tenemos la opción perfecta para deleitar tu paladar: nuestro Faustino Rivero Ulecia Blanco Semidulce. Un vino especial y de excelente calidad, perfecto para los más golosos.
Se elabora a partir de uvas Viura, cosechadas en parcelas situadas entre 300 y 600 metros de altitud. Los viñedos se sitúan en La Rioja Alta, donde las bajas temperaturas permiten una lenta maduración y una óptima conservación aromática.
El proceso consta de una corta maceración a la que le sigue un delicado prensado a baja presión que permite obtener un mosto limpio y perfumado. Este se fermenta en depósitos de acero inoxidable a una temperatura de entre 15 y 18 °C, utilizando levaduras seleccionadas.
Nuestro blanco semidulce se caracteriza por tener un color amarillo verdoso, de reflejo limpio y brillante. A la nariz destacan aromas a frutas frescas y elegantes notas de hierbas. De sabor jugoso, en la boca se siente todo el gusto frutal, de un agradable y persistente dulzor. Para poder apreciarlo en todos sus matices, es esencial servirlo a una temperatura de entre 6° y 10 °C.
Para el maridaje, recomendamos acompañarlo con postres dulces y frutas ácidas. Incluso, con quesos fuertes tiene un resultado espectacular: te sorprenderá el contraste de sabores.
Ahora que conoces mejor qué es un vino semidulce, te invitamos a probarlo y a disfrutar de su aromático sabor, sobre todo si es para una cena especial en la que hay algo por lo que brindar. ¡Chin chin!
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