¿Eres mayor de edad?
Cuando se nombra el vino espumoso, resulta casi imposible no asociarlo a algunos de esos momentos de felicidad y festejo que, de vez en cuando, tenemos en nuestras vidas. Y es que estos vinos están unidos de una forma tan íntima a todo tipo de celebraciones (cumpleaños, bodas, navidades, éxitos laborales o académicos, victorias deportivas, etc.) que a casi todos nos resultaría extraño estar en algún festejo y no oír ese característico sonido que produce el corcho al desprenderse de la botella. Sin embargo, los espumosos son mucho más que vinos solo de momentos ya que, poco a poco, van teniendo mayor presencia en la gastronomía actual y cada vez son más las personas que los beben, maridándolos con diferentes platos o disfrutándolos cualquier día del año, solo por el mero placer de experimentar sus diferentes sabores y texturas. En este post te explicamos qué es un vino espumoso y cómo debes tomarlo.
Aunque el origen del vino espumoso suele atribuirse al religioso benedictino del siglo XVII Pierre Pérignon (seguro que has oído hablar de la famosa marca de champán Dom Pérignon, que tomó su nombre de este famoso fraile), en realidad este tipo de vino ya aparece, por ejemplo, en algunos versos del gran poeta romano del siglo I a. C. Publio Virgilio Marón que lo llamaba vinum titillum o sea “vino que hace cosquillas”: “… y libó sobre la mesa la ofrenda del vino y […] convidó luego a Bitias, quien sin dudarlo se tragó la copa espumante hasta topar con el oro macizo…”. También en un papiro egipcio del siglo VI d. C., así como en textos del teólogo gironés Francesc Eiximenis en el siglo XIV. Pero, aunque Pierre Pérignon murió en 1715, antes, por tanto, de que se empezaran a comercializar este tipo de vinos, hay que reconocer que fue él quien estableció las principales técnicas de elaboración (que continúan empleándose en la actualidad) de la mayor parte de vinos espumosos existentes en el mundo.
En cuanto a por qué se beben espumosos en todo tipo de celebraciones, existen varias hipótesis. La más extendida es que fue por imitación de la nobleza europea, ya que ésta empleaba el champán en sus fiestas y eventos asociándolo al buen gusto. Otra hipótesis es que, después de la Revolución Francesa, las bebidas espumosas comenzaron a utilizarse en los rituales que sustituyeron a las liturgias religiosas. De hecho, fue en la Francia postrevolucionaria cuando empezaron a emplearse este tipo de bebidas en bautismos, aniversarios o bodas, y también fue en esta época cuando comenzó la tradición de bautizar un barco rompiendo contra su casco una botella de champán, ritual que venía a suplir a la bendición del sacerdote.
Los vinos espumosos, también llamados vinos espumantes o de aguja, son vinos que se caracterizan por tener burbujas y porque, al escanciarse en la copa, producen espuma. Para conseguir estas características burbujas se emplean diferentes métodos de elaboración, pero la mayoría de ellos se basa en realizar 2 fermentaciones alcohólicas. La primera nos permite obtener un vino tranquilo, que será la base en la que se producirá la segunda, donde se generará el dióxido de carbono necesario para que se produzcan las burbujas. Finalmente, mediante el empleo de complejas técnicas bajo presión, se logra disolver el dióxido de carbono en el vino. Por todo este proceso, los vinos espumosos se consideran los más complejos de elaborar.
Los espumosos suelen ser vinos frescos y alegres, y los de mayor calidad se caracterizan porque sus burbujas son pequeñas y no dejan de ascender desde el fondo de la copa.
En cuanto a cómo se debe tomar un vino espumoso, debes tener en cuenta que, en este caso, la temperatura es muy importante ya que influye directamente sobre el sabor y la cantidad de burbujas: a mayor temperatura menos cantidad de burbujas y viceversa. Es por esto que los vinos espumosos se suelen servir muy frescos (entre 4 y 6 °C para los espumosos más dulces y entre 6 y 8 para los espumosos tipo Brut). De la misma manera y, aunque en muchas celebraciones se busca producir el mayor ruido al abrir la botella, los que saben de esto recomiendan que el destape se haga lo más lenta y silenciosamente posible para que se produzcan más burbujas.
Para abrir una botella de espumoso lo mejor es agarrarla por debajo y girarla suavemente. Nunca se debe voltear el corcho ya que corremos el riesgo de que salga disparado, lo que haría perder efervescencia al vino.
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