¿Eres mayor de edad?
Ocurre sobre todo en el momento en que uno se está adentrando en el mundo del vino, cuando todavía hay muchos términos que asimilar y cuesta saber y definir con precisión qué es un vino seco. Aunque en ocasiones, también puede sucederle a algunos más experimentados que ya conocen las cualidades de los vinos secos pero no el porqué de su etiqueta.
En un primer trago, diríamos que el vino seco es aquel que no es dulce. Es la principal diferencia que sentimos en el paladar, sin necesidad de tener grandes conocimientos de enología. Pero la definición de qué es un vino seco, sus características y sus procesos, van mucho más allá. Hoy te explicamos todo lo que necesitas saber sobre el vino seco.
Para elaborar un vino seco, se sigue el método tradicional: se fermenta el mosto de la uva, con o sin piel dependiendo del tipo de vino, y durante este proceso, el azúcar que contiene la uva, se convierte casi completamente en alcohol, aunque siempre queda una pequeña cantidad que es lo que conocemos como ‘azúcar residual’. Cuando el enólogo desea obtener un vino más dulce, detiene este proceso de fermentación antes de su finalización natural para que el vino contenga más azúcar. Los vinos secos tendrán, por tanto, mayor graduación de alcohol y un nivel de acidez más elevado al completar el proceso entero de fermentación.
La diferencia en la cantidad de azúcar determina, por tanto, si estamos ante un vino seco, que contiene siempre menos de 4 gramos de azúcar residual por litro, o un vino semiseco, cuyo contenido oscila entre los 4 y los 12 gramos. En el caso de vinos más dulzones, los semidulces tienen entre 12 y 45 gramos de azúcar por litro y los dulces, guardan una cantidad igual o superior a 45 gramos por litro. Eso, siempre que hablemos de vino seco desde un punto de vista técnico, pero existe otro uso del término ‘seco’ para referirnos a un vino.
En el mundo sumiller se dice que un vino es seco cuando estamos ante un vino astringente, por lo general un vino tinto, cuya acidez y su elevada graduación son perfectamente reconocibles a su paso por boca. En este caso, esa sequedad que deja el vino en la lengua y encías, proviene de la concentración de taninos y de la influencia de la madera de la barrica, no de los niveles de azúcar, y da lugar a caldos muy apreciados por los amantes del vino más experimentados que encuentran en ellos texturas de lo más placenteras.
A la vista, los vinos blancos secos suelen presentar reflejos verdosos y amarillentos y a menudo muestran notas herbáceas, especiadas o de madera que dependerán también, por supuesto, del tipo de vino del que estemos hablando. Te presentamos algunos vinos secos exquisitos:
Como has visto, el vino seco es muy valorado por su versatilidad y por maridar bien con gran variedad de platos. Eso, unido a su exquisito sabor, lo convierten en un favorito común de muchos paladares, ideal para consumir en cualquier ocasión y para disfrutar de la mejor gastronomía. ¿Sabes ya cuál va a ser tu próxima elección? Seguro que con todas estas recomendaciones te lo hemos puesto mucho más fácil. ¡Salud!
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