¿Eres mayor de edad?
La Denominación de Origen Navarra es una de las 10 denominaciones de origen españolas de mayor peso, tanto en volumen de producción de vino anual como en cuota de mercado, del total de 70 denominaciones de origen vinícolas que hay registradas en nuestro país. Esto se debe, por un lado, a la larga tradición vinícola de las tierras de la Comunidad Foral de Navarra, cuyos orígenes se remontan a los tiempos en los que el Imperio Romano se expandía por toda la Península Ibérica. Pero esta importancia tiene que ver también con las características propias del cambiante paisaje navarro, de sus peculiaridades climatológicas y, sobre todo, del buen hacer de las gentes que han cultivado la vid y han elaborado el vino de esta tierra generación tras generación. Una labor que comienza a verse recompensada en los últimos años con el reconocimiento de los vinos D.O. Navarra como unos de los vinos españoles de referencia internacional en todo el mundo.
Hoy veremos cuáles son las principales características de la Denominación de Origen Navarra y de sus vinos, atendiendo cuestiones como la distribución geológica de los viñedos en la región, la tipología de los paisajes y tierras de cultivo, la confluencia de condiciones climatológicas muy variadas o las diferentes variedades de uva empleadas en la elaboración del vino.
La D.O. Navarra es una de las denominaciones de origen históricas de nuestro país. Su constitución data de 1933 y su primer reglamento vinícola de 1967, aunque para trazar los inicios del cultivo de la vid y de la elaboración del vino en la región hay que remontarse mucho tiempo atrás. No en vano, existen referencias y restos arqueológicos que atestiguan la elaboración y el comercio del vino en la zona al menos desde el siglo I. La influencia del Camino de Santiago fue también fundamental para la expansión de la cultura del vino por toda la región. Ya en el siglo XIX, la viticultura navarra experimentó un gran crecimiento como efecto derivado de la crisis que provocó la filoxera en la industria vinícola francesa, aunque posteriormente el viñedo navarro se vio afectado, a su vez, por este mal. A partir de los años 80 del siglo pasado, el sector del vino Navarro aborda una gran modernización, apostando por la mejora técnica y tecnológica de los procesos de cultivo y vinificación y adoptando el uso de variedades de prestigio internacional, sin dejar de lado la seña de identidad de los vinos de la región.
Hoy el viñedo navarro ocupa una extensión aproximada de 11.000 hectáreas, con una producción en 2020 de cerca de 75 millones de kilos de las diferentes variedades de uva presentes en la región. En cuanto a la producción de vinos, dos terceras partes se consumen dentro del terreno nacional, destinándose aproximadamente un 33 % de la producción a la exportación internacional. Alemania, Reino Unido o China son los principales consumidores del vino D.O. Navarra más allá de nuestras fronteras, estando presente el vino navarro hasta en 80 países.
Los vinos de la Denominación de Origen Navarra se ven muy influidos por lo cambiante del clima, de los paisajes y de la tipología de los cultivos. Así, la denominación de origen abarca vinos de lo más diverso, aunque en términos generales suelen destacar por su carácter fresco y afrutado.
Con una extensión de poco más de 100 km, desde el norte de Pamplona hasta los territorios de la ribera del río Ebro, los viñedos navarros se distribuyen de forma irregular en todo tipo de paisajes. Zonas montañosas en el noroeste, influidas por el frío que baja de la cordillera de los Pirineos; tierras mucho más cálidas y secas al sur, en las inmediaciones del desierto de las Bardenas Reales; zonas de tierra fértil en las terrazas, valles y laderas de viñedos recorridas por el Ebro y los ríos Ega, Arga y Aragón…
Esta diversidad geográfica se combina con una confluencia climatológica que reproduce los 3 grandes tipos de clima de la Península dentro del territorio navarro: el atlántico, en el noroeste; el continental en la parte media de la región; y el mediterráneo, en las tierras del sur de Navarra.
Desde el punto de vista enológico, las tierras de la Comunidad Foral de Navarra se dividen a su vez en 5 subregiones vinícolas:
Los vinos de la Denominación de Origen Navarra combinan la utilización de variedades de uva autóctonas, marca de identidad de los vinos de la región, con variedades de renombre internacional seleccionadas y perfectamente adaptadas a las tierras y climas navarros. De la combinación de ambos tipos de uva surgen vinos con un carácter de tradición muy arraigado, pero adecuados a las demandas de los mercados más exigentes.
En la actualidad las variedades aceptadas por la D.O. Navarra son, en la elaboración de vinos tintos, la Garnacha, la Tempranillo, la Graciano, la Merlot, la Cabernet Sauvignon y, en menor medida, también la Mazuelo, la Syrah y la Pinot Noir.
En cuanto a la elaboración de vinos blancos, las variedades admitidas son la Chardonnay, la Viura, la Sauvignon Blanc, la Garnacha Blanca y la Moscatel de grano menudo y la Malvasía.
Todo lo anterior nos lleva a lo realmente importante: a cómo son los vinos de la Denominación de Origen Navarra. Y como no podía ser de otra manera según lo que hemos visto, nos lleva a vinos muy diferentes entre sí, en función de la subregión de producción, de la climatología de la zona y de las decisiones enológicas de cada bodega. Lo que sí es un denominador común en los vinos D.O. Navarra su calidad y el esmero en los procesos de vinificación. Y también podemos reconocer el carácter fresco y frutal como otra de las señas de identidad de estos vinos.
Así, dentro de la Denominación de Origen Navarra podemos encontrarnos con vinos blancos y tintos de primer nivel. Y como no, también con excelentes vinos rosados D.O. Navarra, aquellos por los que tradicionalmente ha sido más conocida la región. Sobre todo por la extraordinaria calidad de los rosados de lágrima, elaborados solo a partir de uvas tintas mediante la extracción de los mejores mostos gracias al sistema de sangrado.
Así, entre la gran variedad de vinos D.O. Navarra podremos disfrutar de blancos frescos y de aromas frutales, desde los más jóvenes de Viura o de Viura y Chardonnay, de aromas suaves y colores amarillos pálidos, a los Chardonnay con algo más de estructura, acidez y persistencia, de color amarillo intenso. O los blancos de Chardonnay macerados con sus lías y envejecidos en roble, de color dorado intenso y aroma elegante y complejo, con notas de avellanas o frutas maduras.
La gama de tintos de la D.O. Navarra, con las variedades Tempranillo y Garnacha como protagonistas principales, abarca desde los jóvenes del año o los roble (al menos 3 meses en barrica), más frescos, de colores vivos y brillantes, con aromas que recuerdan al regaliz o a frutas del bosque; hasta los reserva o los gran reserva, vinos con entre 3 y 5 años de guarda en los que su color se vuelve más intenso, recordando al de las cerezas, con ciertos reflejos de teja. Vinos potentes y untuosos, con una complejidad aromática mucho más desarrollada, sin dejar de mostrar su fondo frutal; pasando por los equilibrados tintos de crianza, envejecidos durante al menos 2 años, con un mínimos de 1 año de estancia en barrica. Vinos sabrosos con aromas a fruta, roble y vainilla, perfectos para acompañar carnes a la brasa, asados y guisos.
De entre nuestra oferta vinícola, en Faustino Rivero Ulecia contamos con 4 magníficos vinos que representan a la perfección el ADN de los vinos de la Denominación de Origen Navarra:
Deja una respuesta